Aquellos domingos...

No sé si ustedes pero al menos en mi casa, era obligatorio levantarse los domingos a desayunar tamales en familia. Fue una tradición impuesta que seguramente surgió por que si , pero que cada domingo se cumplía religiosamente.

Cuando estás chiquito siempre me levantaba más temprano y cuando ya rozaba la adolescencia, las costumbres familiares solo significaban un lazo que me ataba a las posturas coercitivas de papá alias el gobierno de la casa. Así que mi espíritu rebelde me obligaba a no levantarte, a no bañarte etc. pero eso sí, la desayunada de tamales no la perdonaba.

En fin, un domingo de estos que pretendía evocar a mi espíritu más rebelde y levantarme al medio día, el sol tomó el rol de papá y empezó a molestarme para que me levantara. Ya te imaginarás 4 toallas para tapar las ventanas, 20 vueltas a la cama, 50 posiciones para que no me alcanzara el sol, 20 mil maldiciones… y al final lo inevitable, el sueño por arte de magia desapareció.

Acostado pero sin sueño comencé a recordar aquellos domingos en los que mi papá después de ir por diario, los tamales y bañarse; ponía en aquel viejo aparato “sharp”, que todavía tenía para poner discos de vinilo, “Bésame mucho” de Ray Conniff.

Ese siempre fue como el primer llamado para levantarse, pero la selección no terminaba ahí, de un disco rojo (que era como su gran tesoro) sacaba los grandes éxitos de “Pepe Jaramillo” y era obligatorio que sonara “luz de luna”.

Mi papá hacia un montón de cosas, pero cada vez que pasaba frente al aparato, cambiaba de disco (creo que de ahí me nació mi vena de DJ) Sabú, Mocedades, Julio Iglesias, Camilo Sesto y el gran José Luis Perales eran parte del repertorio, hasta que llegaba la hora de ver algún partido de fútbol italiano o ya de perdida por que era la hora de Jardín Infantil y a partir de entonces la tele gobernaba el domingo.

Me acuerdo que cada mañana de mi época estudiantil podía faltar el desayuno, el agua o lo que sea, pero nunca podía faltar la música y así pasaron épocas de las que da hasta pena hablar, como cuando “tu cárcel” de los bukis fue un gran hit, o cundo sonaba “solo pienso en ti” en su versión original con el entonces galán de novelas Guillermo Davila. Tengo un recuerdo casi bochornoso de una canción “comienza a amanecer” de Perla, quizá le gustaba a mi hermana mayor, por que aun años después todavía la identifico…y eso que es la depresión hecha canción…”quisiera poder correr y escapar y veo que no soy capaz…(así o más emo!!)

Los años pasaron, mis hermanos comenzaron a oír música en inglés y aun que en ese entonces me daba cólera que no me dejaran ver mis muñequitos por estar viendo videos, hoy se los agradezco por que gracias a ellos me empezó a gustar la música de todos los géneros, tipos y clases.

Siempre me costó aprenderme las tablas de multiplicación o los casos de factoreo (si lo acepto), pero nunca se me van a olvidar los domingos oyendo la música y las historias de los Brincos, Los Mitos, Los Iracundos, de la época de oro de la música nacional con Luis López, Los Mustangs, etc. Canciones como el “Bardo” y la clásica y pegadora “Y en cambio tu”.

De la vez que entre dormido y despierto escuchaba “Woman in Love” de Barbra Streisand y que mi en mis sueños le hice todo vídeo, con historia protagonista y gran final. Ese día me prometí algún día escribir y dirigir mi propia película.

Hoy que la música ha evolucionado, que oímos otro tipo de ritmos, géneros, otros artistas y distintas formas de hacer música, me siento afortunado de que a mi modo, también soy parte de la evolución de la música que amo tanto y que tengo el mejor trabajo del mundo: Locutor de radio.

La música siempre ha sido parte fundamental de mi vida, como la de todos, cada momento clave debería de tener su propia canción…aun que algunas selecciones serán mas difíciles que otras, como la de ahora, que me voy a comprar un par de tamales…