Quiero una chica...

Se sorprendió el día que la persona detrás del mostrador le dijo: "Cappuccino y muffin de chocolate verdad?" Y el no tuvo más que un “si, gracias” -de respuesta-. Para ella no fue nada raro, llegaba a diario y siempre pedía exactamente lo mismo. Ella, ya le sabia hasta el nombre, pero le daba pena decírselo. Para ella era alguien interesante, quizá un poco maniático. Para el, era la chica del café… la de la bonita sonrisa.

Así pasaron los días, siempre: “buenos días, un cappuccino y un muffin” -sonrisa- “gracias, adiós” día tras día, mes tras mes. En ese tiempo ella salía con alguien que parecía serio. Buen empleo, con futuro, serio y trabajador, aunque terriblemente aburrido. Él se pasaba su vida de la casa al trabajo y se distraía a veces en el teatro o al cine…solo.

Un día ella le daba el café doble, o el muffin más grande, o le regalaba unas galletas, o un café extra, o accidentalmente le tocaba la mano, le sonreía el doble o simplemente dejaba de atender a otros clientes por servir siempre aquel cappuccino con muffin y el solo decía: “gracias, adiós”.

Así que un día de esos en lo que el tipo perfecto pero aburrido, hizo una de las suyas, ella tomo el valor y cuando le sirvió el café le puso una notita que decía: “a los cuantos cafés te darás cuenta que te quiero?". Ese día no hubo un “gracias, adiós” si no un: “al fin, la verdad es que a mí, ni siquiera me gusta el café,solo venia por ti…”

Y así aquella rara pareja sin nada en común decidió tomarse al mundo por asalto, a la gente por testigo y cada rincón como escenario de su amor. Se la pasaban juntos, tenían un idioma secreto, se divertían hasta con el más pequeño detalle.

Todo perfecto hasta que al él, lo trasladaron de país, por el trabajo… y los 25 mensajes diarios y 4 llamadas al día, comenzaron a disminuir poco a poco, hasta convertirse en cero… primero durante unos días, unas semanas, hasta que se hicieron interminables meses que mataron la esperanza de algún día…volver.

Hasta que un día el, le mando una carta dándole las gracias por hacer de su vida algo espectacular el tiempo que estuvieron juntos, pero que la distancia, era un impedimento para seguir juntos. En la carta terminaba diciéndole: “que ella se merecía lo mejor del mundo”.-gracias, adiós-.

Ella lo tomo con resignación y simplemente, lo dejo ir. Trató de seguir con su vida, con su rutina, tal vez y con un poco de suerte, encontrarse a otro tipo perfecto, que no le rompiera el corazón como el tipo del café.

Él se despertó un día, como siempre solo y cayó en la cuenta de su gran error, tomo el primer avión de regreso a casa y fue directo a buscarla… pero ella ya no estaba sola. Comprendió su error y solo le dejo una nota: “cuando hablaba de que te merecías lo mejor del mundo… hablaba de mi”.

Se fue de ahí y tuvo la reacción más común ante el despecho. Ir a comprarse un galón de sorbete y claro, una botella de tequila. Cuando llegó a la licorería, la dependienta le dijo: “tendrá una gran fiesta” -y el respondió– “no hay nada que celebrar cuando el amor está perdido” el nunca olvidará cuando ella le respondió: “con esta botella, le vas a reclamar al cielo porque te quitó el amor, o vas a darle gracias al cielo, porque conociste y disfrutaste del amor” Se quedó pensando y no supo responder solo dijo: gracias y adiós. Jamás abrió la botella y el sorbete se derritió, solo siguió el último consejo que aquella mujer le dio…si quieres algo … Pues has algo espectacular y lo obtendrás…

Paso días pensando que cosa espectacular hacer y las ideas eran nulas, no se le ocurría nada, no podía decir nada….hasta que tomo una guitarra que medio “charranganeaba” hizo un cartel y se fue a una plaza pública muy transitada. Estando ahí puso el cartel que decía “quiero un amor” tocó la guitarra y comenzó a cantar…”quiero una chica, quiero a quien amar, quiero una mujer que sea muy especial, quiero una dama que me sepa amar” y la cantaba una y otra vez, una y otra vez…

Al principio nadie le paraba bola, hasta que de repente paso alguien que lo grabo en su teléfono, de inmediato lo subió al Facebook, media hora el video tenía 10 mil visitas, en 2 horas era trending topic en twitter y en 5 horas habían 25 chavas haciendo casting para aplicar a “la plaza de chica”… pasaron cientos de chicas, alguno que otro indefinido, morenas, rubias, pelirrojas y el no dejaba de tocar aquella tonada… y así durante las próximas 48 horas. Salió en la prensa, el tv, enlaces en la radio en vivo, hicieron botones, camisetas, calcomanías etc. Y a él no le importaba solo seguía y seguía cantando… …”quiero una chica, quiero a quien amar, quiero una mujer que sea muy especial, quiero una dama que me sepa amar”…

Apareció de repente, ella, con un muffin de chocolate y le dijo: ”me imagino que tenes hambre” y saco un cappuccino y agregó: “y sed” -mientras moría de la risa y sacaba de su otra mano un té helado- le dijo sabes: “te quiero mucho, pero realmente odio tu maldita canción” - y él le contestó- mientras comenzaban a caminar. “La verdad es que a mi ni siquiera me gusta cantar, solo lo hice…para que vinieras por mi…”