martes, 18 de octubre de 2011

Migas...

Esta es una historia típica, de esas que tienen 2 personajes principales, un principio, quizá normal, un final, quizá feliz, un desenlace quizá particular y un lugar quizá bonito. Sí, hay que hablar del lugar, esta historia se desarrolla en un lugar común, uno de esos en lo que quizás has ido mil veces y en donde pasaste por alto historias como esta, un lugar de esos en los que se come.

El, digamos que, había dado muchos tumbos hasta llegar a ella, a la que la consideraba una delicia, un manjar, verla para él era menos que un placer de los dioses, saborearla era mejor que maná. Una delicia si, de esas delicias que llegan una vez en la vida, de esas que llegan de repente cuando menos las esperas, de esas que acompañan la frase “las mejores cosas pasan cuando menos las buscas” y si no la aprovechas te arrepentís para siempre.

El, la llenaba de detalles, le ponía un adorno por aquí, le daba una flor por allá, le dedicaba todo su tiempo disponible, le cuidaba hasta el último detalle y ella le devolvía la atención, estando…siempre estando ahí.

Como él era muy apasionado, se pasaba horas arreglándola, para que se viera perfecta, si no le gustaba el resultado, lo hacia otra vez, la cuidaba tanto que siempre la quería mantener hasta con el clima perfecto, que si mucho calor le salían como ronchitas, que si mucho frio cambiaba de color, en la noche la guardaba temprano, por aquello de algún mal aire, de día, lo primero que hacia correr hacia ella y desearle buenos días. A veces la gente se reía y el también al verse con una profunda cara de idiota viéndola. Hacia lo imposible para que siempre estuviera cómoda, ella también ponía lo suyo dejándose querer.

Como era muy delicada el, no dejaba ni que alguien bostezara cerca, alejaba a los griposos, pegajosos, malas vibras y cara dura, nadie podía ni verla por mucho tiempo, si por el fuera pasara desde el inicio del día con ella. Parecía que pasaban hablando todo el día, de lo que sea, de cine, de tv, del clima, de la vida… se cantaban canciones, de todo tipo, de amor, de despecho, de personalidades, de cosas pegajosas, de insectos voladores… de todo, ella parecía disfrutarlo, a él , le encantaba. Ella le regalaba incluso los silencios necesarios como para darse un descanso, refrescarse la mente y quizá, hasta para quedar intrigado, para seguir hablando…

La verdad no habían pasado mucho tiempo juntos, como cualquiera se puede imaginar, o quizá simplemente el tiempo pasó volando, pero un día, de esos en los que la lluvia no cede y estómagos y corazones están vacíos, aquella burbuja perfecta que los tenía en armonía… se reventó…

Fue en ese lugar donde se come, donde todo era felicidad, hasta que entró a escena otro… él, busco por aquí, vio por allá, vio el menú, preguntó por algunas cosas, hasta que la vio a ella. Te pegó una mirada… hambrienta, te pidió que llegaras a su mesa…

No sé qué pasó, el tiempo parece que se detuvo, el corazón dejó de bombear, no sentí como –dijo el- te enfriaste –El, que en realidad era yo- me puse amargo, hice mala cara, me desesperé, dije que no cien veces, pero al fin… te fuiste…. con …..El…

Mientras veía la mesa donde ese “otro el” comenzó a devorarte en mi presencia, en ese lugar donde estuviste, en ese lugar donde te vi por última vez… solo pudo gritar…”solo me quedan las migas de tu adiós…solo me quedan las migas de tu amor… Mi pastel, ya me abandonó….

La misma historia que cuando hice el cheescake, los Apple pie, la semita, las viejitas, las Maria Luisas, las peperechas, los pastelitos, las alemanas, las salporas, las galletitas, champurradas, magdalenas, pan francés, roscas, hasta unas torrejas…

Solo me quedan las migas de tu amor… solo tengo las migas de tu amor…

Bueno la verdad me ya debería de acostumbrar…

Un panadero no debe de enamorarse de su pan…



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te mereces mas que migas Morenito...algo melancolico pero buen blog ya los extrañaba jejeje :)

Anónimo dijo...

jajaja estuvo incre rockyto, me gustan todos tus blogs.