Adicto al Jaque Mate

El día pasó y llegó otra noche cobarde, insípida y eterna que trajo consigo una lluvia de esas extrañas, que no están a tiempo, que no terminan de cuajar, de esas que ensucian los carros, manchas las paredes y resecan el alma.

Demasiado sensible, si, acepto que tengo días en los que el estado de ánimo es tan frágil que hasta una simple lluvia, puede ser el detonante para traer recuerdos, vivir sensaciones y revivir viejas culpas.

Dice el dicho que no hay peor goma que la moral, yo refuto eso, no hay peor que una con tequila y mucho peor es la combinación de ambas, esa es devastadora, cruel e insufrible.

El problema no fuera problema, si no fuera yo mismo el que crea los problemas, parece una adicción al peligro, al suicidio, a arruinarlo todo, Si la vida es una partida de ajedrez, como diablos puedo jugar, si tengo esa parte mía tan adicta al jaque mate.

Era de noche y el silencio no es tan buen compañero, cuando tienes voces en la cabeza, no te suena extraña, es mi misma voz, fuera de si, iracunda, estúpida. Hablando sin sentido, poseído, perdido…

El viento parecía un violín triste, de esos que por si mismos sacan lagrimas del alma, como un desamor sin amor. Otra noche, sin futuro, sin presente, agobiado, triste, devastado, dando lástima por los rincones.

A lo mejor la solución es tan fácil como pedir perdón, a lo mejor si, a lo mejor ni eso, a lo mejor, me quedo mudo para oír lo que nunca te pude decir, pero que aun quema la garganta como fuego, no purificador, sino consumidor.

Rescátame por favor… -digo entre suspiros- viento otra vez…violín, tortura, remordimiento. Perdido, desahuciado, hasta los muertos nos cansamos a veces de tanto resucitar…

Otra noche de tortura, de lluvia, de soledad, que mierda estar sin vos…